Era una masa compacta a ratos, difusa, que podía expandirse en el aire. En el cielo decenas de puntos grises surcaban el espacio. A veces tiñendo las nubes como las cenizas de un volcán. Por instantes suspendidos por los efectos del viento. Y a lo lejos una bola anaranjada, asombrosamente intensa, que expulsaba las siluetas de humo. Un avión incendiado se convertía en un espectáculo aterrador.
Cuando fue controlado el incendio empezaron a sacar los restos humanos. A los rescatistas les llamó la atención un bulto plomizo y opaco. El cadáver no había sido calcinado completamente aunque su aspecto era irreconocible. Se trataba de un tripulante que en su muñeca portaba una pulsera de oro con la siguiente inscripción: “Carlos Gardel, Jean Jaurés 735, Buenos Aires”.
Los hechos ocurrieron de la siguiente manera. El 24 de junio de 1935, a las once en punto de la mañana, se celebró una reunión entre Carlos Gardel y sus músicos en el hotel Granada de Bogotá. Afinaban los detalles para las futuras presentaciones en Colombia. En ese entonces en el aire del país cafetero se respiraba mucho tango y Gardel era su mejor exponente. Cuando finalizó el encuentro el intérprete salió y un enjambre de admiradores salieron a saludarle. El artista se notaba muy emocionado.
A las 12:30 llegó al aeródromo de Techo. Desde las escalerillas del avión levantó las manos y saludó a sus seguidores. Iba rumbo a Cali. La nave era un “Ford F -31” del servicio aéreo colombiano. Piloteado por el norteamericano Stanley Harvey.
A las 2:30 el F-31 aterrizó en Olaya Herrera. Un campo de aterrizaje de Medellín para restablecer el combustible. Los pasajeros aprovecharon para un breve refrigerio en el bar del aeródromo. Enseguida se llenó el lugar. Todos deseaban saludar a Gardel. Posteriormente continuaron el viaje. Hubo un cambio de piloto. Asumió el timón del F-31 el colombiano Ernesto Samper Mendoza.
Cuando el avión atravesó la pista de norte a sur y había llegado al final del campo, el señalero levantó la bandera a cuadros. Era la autorización oficial para que el F-31 despegara. Sin embargo, otro avión con el nombre de“Manizales” esperaba su turno frente a las instalaciones del aeródromo. Iba con destino a Bogotá. Pertenecía a una sociedad de transporte Colombo-Alemana.
Inesperadamente le dan a “Manizales” la imprudente autorización de que avance. Otro banderillero, que está observando, se da cuenta del absurdo permiso, y levanta la bandera roja. La nave detiene la marcha.
Entonces vuelven a levantar la bandera a cuadros al F-31 que ya estaba listo para volar. A las 2:58 arranca a toda velocidad. Pero no logra elevarse en el primer intento. En plena aceleración se desvía hacia la derecha y se sale de la pista. En esta dirección recorre aproximadamente unos 260 m por la misma calle donde se encuentra “Manizales”, que continúa esperando su turno.
El piloto del F-31 que ha comenzado a despegar tiene entonces que tomar una decisión urgente. Intenta alcanzar mayor altura para cruzar por encima de “Manizales”. Pero no lo logra y en pocos segundos los dos aviones se convierten en uno solo bajo una imponente llamarada.
En el trágico accidente muere Carlos Gardel, junto a Alfredo Le Pera y sus guitarristas Barbieri, Aguilar y Riverol. Sólo hubo tres sobrevivientes. El cantante fue enterrado primero en Medellín. Luego su cuerpo fue repatriado. Sus restos descansan en Argentina desde 1936.
Cuando fue controlado el incendio empezaron a sacar los restos humanos. A los rescatistas les llamó la atención un bulto plomizo y opaco. El cadáver no había sido calcinado completamente aunque su aspecto era irreconocible. Se trataba de un tripulante que en su muñeca portaba una pulsera de oro con la siguiente inscripción: “Carlos Gardel, Jean Jaurés 735, Buenos Aires”.
Los hechos ocurrieron de la siguiente manera. El 24 de junio de 1935, a las once en punto de la mañana, se celebró una reunión entre Carlos Gardel y sus músicos en el hotel Granada de Bogotá. Afinaban los detalles para las futuras presentaciones en Colombia. En ese entonces en el aire del país cafetero se respiraba mucho tango y Gardel era su mejor exponente. Cuando finalizó el encuentro el intérprete salió y un enjambre de admiradores salieron a saludarle. El artista se notaba muy emocionado.
A las 12:30 llegó al aeródromo de Techo. Desde las escalerillas del avión levantó las manos y saludó a sus seguidores. Iba rumbo a Cali. La nave era un “Ford F -31” del servicio aéreo colombiano. Piloteado por el norteamericano Stanley Harvey.
A las 2:30 el F-31 aterrizó en Olaya Herrera. Un campo de aterrizaje de Medellín para restablecer el combustible. Los pasajeros aprovecharon para un breve refrigerio en el bar del aeródromo. Enseguida se llenó el lugar. Todos deseaban saludar a Gardel. Posteriormente continuaron el viaje. Hubo un cambio de piloto. Asumió el timón del F-31 el colombiano Ernesto Samper Mendoza.
Cuando el avión atravesó la pista de norte a sur y había llegado al final del campo, el señalero levantó la bandera a cuadros. Era la autorización oficial para que el F-31 despegara. Sin embargo, otro avión con el nombre de“Manizales” esperaba su turno frente a las instalaciones del aeródromo. Iba con destino a Bogotá. Pertenecía a una sociedad de transporte Colombo-Alemana.
Inesperadamente le dan a “Manizales” la imprudente autorización de que avance. Otro banderillero, que está observando, se da cuenta del absurdo permiso, y levanta la bandera roja. La nave detiene la marcha.
Entonces vuelven a levantar la bandera a cuadros al F-31 que ya estaba listo para volar. A las 2:58 arranca a toda velocidad. Pero no logra elevarse en el primer intento. En plena aceleración se desvía hacia la derecha y se sale de la pista. En esta dirección recorre aproximadamente unos 260 m por la misma calle donde se encuentra “Manizales”, que continúa esperando su turno.
El piloto del F-31 que ha comenzado a despegar tiene entonces que tomar una decisión urgente. Intenta alcanzar mayor altura para cruzar por encima de “Manizales”. Pero no lo logra y en pocos segundos los dos aviones se convierten en uno solo bajo una imponente llamarada.
En el trágico accidente muere Carlos Gardel, junto a Alfredo Le Pera y sus guitarristas Barbieri, Aguilar y Riverol. Sólo hubo tres sobrevivientes. El cantante fue enterrado primero en Medellín. Luego su cuerpo fue repatriado. Sus restos descansan en Argentina desde 1936.
Antonio Mino