Una reciente investigación ha revelado lo que podría ser el calendario lunisolar más antiguo del mundo, descubierto en Göbekli Tepe, en el sur de Turquía.
Este sitio arqueológico cuenta con marcas en uno de los pilares de piedra que lo conforman que podrían registrar el impacto catastrófico de un cometa, un suceso que, según los investigadores, pudo haber sido clave en el desarrollo de la civilización.
Los antiguos habitantes de la región habrían usado este calendario para registrar el tiempo y marcar el cambio de estaciones, observando el sol, la luna y las constelaciones. El estudio realizado por el ingeniero de la Universidad de Edimburgo, Martin Sweatman, sugiere que una serie de grabados en forma de 'V', hallados en el yacimiento, podrían representar días en un calendario lunisolar.
Esto permitió a los investigadores identificar un almanaque de 365 días en uno de los pilares, compuesto por 12 meses lunares. Los símbolos animales en los lados anchos de los pilares se interpretaron como constelaciones similares a algunas de las de la antigua Grecia.
Este evento podría haber eliminado muchas especies animales de gran tamaño y provocado cambios climáticos que dieron lugar a nuevas prácticas religiosas o cultos, influyendo así en el desarrollo de la civilización humana. Según Sweatman, «este evento podría haber sido el detonante de la civilización, al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para enfrentar el clima frío»
Este descubrimiento, que se adelanta en miles de años a otros sistemas conocidos de medición del tiempo, sitúa a Göbekli Tepe como un sitio decisivo para entender los conocimientos astronómicos más antiguos. Además, otro pilar del lugar parece representar las Táuridas, unas lluvias de meteoritos anuales asociadas a otro cometa.