El Paso comenta

Carlos Callejo en la cima del arte


Hablar de Carlos Callejo es hablar de arte. Este muralista que nació en El Paso, Texas, expresa a través de sus pinturas toda la grandeza de una cultura que une a los latinoamericanos. En los llamados “murales chicanos” el artista refleja ​​los colores que lo antecedieron culturalmente y que nos representan a todos, en un contexto fácil de asimilar.

En una entrevista en 2012 para Brooklyn & Boyle definió de esta manera su estilo:

“El término surgió del Movimiento Chicano durante finales de los años 60 y 70. En esencia, era una forma de arte de protesta. Este movimiento mural contemporáneo fue una forma de arte que se utilizó para ayudar a definir la cultura y la identidad propia de los chicanos y fue principalmente autodidacta”.

En sus inicios los pintores que influenciaron con más fuerza su trabajo fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Por tanto no sorprende que en algunos murales existan rasgos que se identifiquen con estas leyendas.

En cuanto a su preferencia de exponer su arte en las comunidades Callejo expresa:

“En particular, considero que los murales son mucho más que simples decoraciones. Si bien los murales añaden color y vivacidad a un vecindario, ese no es mi objetivo principal… Los murales que verdaderamente hablan en nombre de una comunidad y sus preocupaciones sociales son una verdadera inspiración, tanto como modelo para el artista como monumento a las luchas y aspiraciones de la comunidad”.

Carlos Callejo ha recibido innumerables reconocimientos. Entre los cuales se encuentra el concurso que ganó para pintar un mural en el atrio del Palacio de Justicia del Condado de El Paso o, cuando fue invitado a Washington DC para pintar un mural para el 27º Festival anual de la vida popular estadounidense del Instituto Smithsonian.

Sin embargo, esta semana, ha sido galardonado por dos de sus grandes trabajos. Una obra que decora el Tribunal del Condado en el centro de la ciudad y el mural de la Biblioteca del Segundo Barrio. Ambas pinturas, con casi 30 años de antigüedad, aún gozan del reconocimiento de la zona fronteriza.

“Ver que tu trabajo resiste la prueba del tiempo y que sea visto por tantas personas, bueno, me hace sentir orgulloso”. Ha declarado el pintor con respecto a las obras galardonadas.
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