El Paso comenta

El Santo Sudario vuelve a la polémica


El Santo Sudario de Turín ha sido siempre motivo de exhaustivos análisis. La razón es muy simple. Desde su aparición en la Edad Media la pieza se vincula con Jesucristo. Pues se asegura que fue utilizada para envolver su cuerpo después de la crucifixión. Hoy, una nueva investigación sugiere que la pieza podría ser mucho más antigua de lo que se pensaba en un principio.

Se mantienen custodiado en una caja de plata con cristales a prueba de balas. Es quizá uno de los objetos más venerados del cristianismo. Hace siglos que el paño de lino es objeto de devoción para millones de fieles. Convencidos que la imagen impresa en él pertenece a Jesús de Nazaret.

No obstante, su autenticidad ha sido cuestionada por investigadores durante años. Especialmente después de una controvertida prueba de carbono realizada en 1988 que lo situaba en la Edad Media. Ahora este nuevo estudio realizado por científicos italianos reabre el debate, ya que sugiere que el sudario podría ser mucho más antiguo del resultado inicial y posiblemente sea en realidad la auténtica mortaja de Cristo.

La pieza de lino mide aproximadamente 4,36 metros de largo por 1,10 metros de ancho. Según la tradición cristiana, fue utilizada para envolver el cuerpo de Jesús. La tela muestra la imagen, en negativo, de un hombre con heridas que coinciden con las descritas en los Evangelios. Esto incluye marcas de clavos en las muñecas y en los pies, laceraciones en la espalda a causa del severo castigo con látigo y otra herida en el costado.
 
Sin embargo, en las Actas de Tadeo se dice que a Jesús se le entregó la tela doblada en cuatro (tetradiplon) para que se limpiara la cara. El científico Ian Wilson extiende esta expresión a la posibilidad de que la tela se guardara siempre plegada de esta forma, de modo que solo se pudiera ver el rostro y permanecieran ocultas las imágenes corporales.
 
Estas nuevas investigaciones llevadas a cabo por un equipo del Instituto de Cristalografía del Consejo Nacional de Investigación de Italia, ha vuelto a desafiar la cronología establecida por la prueba de carbono. El reciente estudio ha sido liderado por el científico Liberato De Caro, quien junto a su equipo utilizó una técnica avanzada conocida como dispersión de rayos X para analizar la celulosa en una muestra de la tela del sudario. La técnica permite medir el envejecimiento natural de la celulosa en función de la exposición a la temperatura y la humedad a lo largo del tiempo.

La Iglesia Católica preserva la pieza, permitiendo su exposición pública en raras ocasiones. Ya que el Santo Sudario de Turín continúa inspirando a millones de creyentes en todo el mundo. Convencidos de que algunos misterios pueden resistir incluso las indagaciones científicas.

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