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Galileo: época oscura para la Iglesia


Galileo Galilei es considerado el padre de la astronomía moderna y la física. Su trabajo es complementario a los escritos de Francis Bacon por sus métodos científicos. Su carrera siguió la ruptura de las teorías asentadas anteriormente por la física aristotélica. Lo cual representó un conflicto entre la religión y la ciencia de su tiempo.

La Iglesia, representada en esa época por la Santa Inquisición, abrió uno de los capítulos más oscuros de la humanidad. La creación del Santo Oficio tuvo como propósito suprimir la herejía que asolaba al seno de la Iglesia Católica. Para ello, se decidió crear una jurisdicción especial ejercida por los delegados del Papa (entiéndase inquisidores). Algo que afectó sobremanera la labor de Galileo.

El origen de la Inquisición no fue española, como muchos piensan, sino que fue creada en el siglo XII por el Papa Lucio III. Para su trabajo se abrieron distintos tribunales de la Inquisición Pontificia en Europa, siendo los más activos los del norte de Italia y sur de Francia.

Galileo Galilei fue sin dudas la víctima más importante de esta cruzada. Ya que tuvo en su momento que comparecer ante un tribunal para enfrentar una denuncia. De acuerdo a varios historiadores el hecho ocurrió más o menos así.

— Galilei, por favor póngase de pie.

— Sí señor.

— ¿Está dispuesto a declarar?

— Por supuesto.

— Adelante. La sala le escucha.

— Hoy 22 de junio…

— Un momento.

— Diga.

— Debe declarar de rodillas.

— De acuerdo. — Respondió cortésmente y se postró ante los jueces. Luego inclinó la cabeza hacia adelante y retomó el discurso.

— Hoy 22 de junio de 1633, delante de estos distinguidos jueces quiero aceptar que fue un error de mi parte decir que el Sol era el centro del Universo y que el resto de los astros no giraban alrededor de la Tierra. — Hizo una breve pausa, sacó un trapo y lo pasó por su frente.

En el recinto el silencio era sepulcral. Todas las miradas desembocaban en su rostro. Luego se puso una mano en el corazón y concluyó:

— Repito: fue un gran error enseñarlo así a mis discípulos y me arrepiento de todo corazón. Espero sepan disculpar esta penosa falta de un viejo que ya ha cumplido 69 años de vida.

Más tarde llevó sus manos a la cara y mirando hacia el techo musitó:

La Tierra es el centro de todos los cielos… y sin embargo… se mueve.

La Inquisición respiró con tranquilidad al escuchar su confesión. Habían conseguido una gran victoria. El científico más importante de Europa de aquel tiempo estaba arrepentido de su “blasfemia”, dejando intacta la teoría de Aristóteles y la Iglesia de que los cielos eran perfectos. Por eso no sólo lo perdonaron, sino que le permitieron volver a Florencia y vivir allí tranquilamente sus últimos ocho años de vida.

Galileo nació en Pisa el 15 de febrero de 1564 y desde temprana edad demostró numerosas habilidades. Diseñaba juguetes, tocaba el órgano y el laúd, escribía poemas e incluso se destacó como pintor. Además, buscó la manera de medir el peso de los cuerpos en el agua, diseñó un termómetro para calcular la temperatura, construyó un reloj hidráulico y fue el primero en demostrar que el aire tenía peso. Y lo más importante, fue el primer científico en utilizar el telescopio en la astronomía.

Su padre siempre quiso que estudiara medicina. Pero a él lo que realmente le interesaba era la matemática y la física. Por eso observaba cada fenómeno con sumo interés. Desde las grandes lámparas que oscilaban con el aire hasta tomarse el pulso y sentir las pulsaciones. Fue así como descubrió la Ley del Péndulo con tan solo 16 años.

Con mucho esfuerzo construyó un telescopio y causó una verdadera sensación en Europa. Comenzó divisando los navíos cuando se alejaban de la costa, pero luego lo dirigió hacia los cielos. Y el 7 de enero de 1610 logra con el aparato un descubrimiento colosal: cuatro lunas girando alrededor de Júpiter y cada una de ellas en su propia órbita. Lo cual refutaba la vieja idea de que todo giraba en torno a la tierra.

Miren ustedes mismos — Decía emocionado.

A los 376 años de la prohibición de sus libros, en el marco de los eventos del Año Internacional de la Astronomía, la Federación Mundial de Científicos promovió la celebración de una misa en su honor, que fue oficiada el 15 de febrero de 2009 por monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura. En esa ocasión el Vaticano aprovechó dicha celebración para hacer sentir la aceptación del legado del científico dentro de la doctrina católica.

En marzo se presentó en Roma el libro escrito en italiano Galileo y el Vaticano​ que ofrece un juicio objetivo por parte de los historiadores para comprender la relación entre el gran astrónomo y la Iglesia. Al presentar el libro, el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, el arzobispo Gianfranco Ravasi, consideró que esta obra facilita a la Iglesia comprometerse en una relación más vivaz y calmada con la ciencia. O sea, rectificaron.
Antonio Mino




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